SEGUIMOS SIENDO CADA DÍA MÁS POBRES
En México la pobreza parece no darnos tregua.
Según Eugenio Herrera Nuño “la pobreza laboral es una categoría económica que refleja un segmento de la población que sí tiene trabajo, sin importar su nivel escolar o capacidad intelectual, y gana menos de lo que requiere para cubrir sus necesidades personales o de familia. El término se refiere a esa condición en que el nivel de ingresos sencillamente no alcanza”.
Las entidades con mayor porcentaje de pobreza laboral al inicio del 2022, fueron: Chiapas, Guerrero y Oaxaca con 65.3%, 61.0% y 60.4%, respectivamente. Mientras que las que tuvieron menor porcentaje de pobreza laboral fueron: Baja California Sur, Baja California, y Nuevo León con 17.2%, 17.8% y 22.8%, respectivamente.
Pero la pobreza en general, no nos da tregua. Según el Reporte Mundial de Desigualdad 2022, México es uno de los países más desiguales del mundo, donde el 10% de la población acumula casi el 80% de toda la riqueza.
Según el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), en 2016 el 43,2% de la población mexicana estaba viviendo en pobreza, en 2018 este porcentaje bajó a 41,9%, pero en 2020, este porcentaje subió a 43,9%.
Para la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, de la ONU), debido a la inflación, este año México podría sumar 2.5 millones de nuevos pobres, saldo contrastante a la riqueza de los 13 multimillonarios del país quienes acumularon un saldo positivo en los dos años de la pandemia, aumentando 11% entre 2019 y 2021, mientras la pobreza y la pobreza extrema no dejaron de crecer pese a los aumentos en el gasto público para transferencias sociales y apoyos entregados por el presidente de México.
La realidad es que las decisiones de nuestro país en donde se prioriza un monto importante de recursos para “aliviar” la pobreza, no están generando los resultados que México espera y necesita para nivelar la tremenda desigualdad en la que vivimos.
Es momento de que el presidente haga una pausa y evalúe concienzudamente los resultados para establecer medidas que nos lleven a construir las bases de un México incluyente y menos desigual, y para ello la educación en todos los niveles educativos, y la inversión en innovación, emprendiendo, ciencia y tecnología son el cambio para pensar en cimentar las bases de un país diferente.
Entiendo que la pandemia por COVID-19 agravó las cosas, pero tenemos que aceptar que nuestra economía no se recupera a la velocidad que se requiere; la educación no está dando los resultados que se esperan; y los programas sociales no están resolviendo la carencia de más de la mitad da la población mexicana.
A pesar de todo, nuestra economía sigue siendo una de las 20 más grandes del mundo, por lo que sí tenemos herramientas para construir otra realidad; pero falta que tengamos la inteligencia y la estrategia para elegir el camino correcto que nos lleve a construir el México en el que todos soñamos vivir.
principal@globaluniversity.edu.mx
En México la pobreza parece no darnos tregua.
Según Eugenio Herrera Nuño “la pobreza laboral es una categoría económica que refleja un segmento de la población que sí tiene trabajo, sin importar su nivel escolar o capacidad intelectual, y gana menos de lo que requiere para cubrir sus necesidades personales o de familia. El término se refiere a esa condición en que el nivel de ingresos sencillamente no alcanza”.
Las entidades con mayor porcentaje de pobreza laboral al inicio del 2022, fueron: Chiapas, Guerrero y Oaxaca con 65.3%, 61.0% y 60.4%, respectivamente. Mientras que las que tuvieron menor porcentaje de pobreza laboral fueron: Baja California Sur, Baja California, y Nuevo León con 17.2%, 17.8% y 22.8%, respectivamente.
Pero la pobreza en general, no nos da tregua. Según el Reporte Mundial de Desigualdad 2022, México es uno de los países más desiguales del mundo, donde el 10% de la población acumula casi el 80% de toda la riqueza.
Según el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), en 2016 el 43,2% de la población mexicana estaba viviendo en pobreza, en 2018 este porcentaje bajó a 41,9%, pero en 2020, este porcentaje subió a 43,9%.
Para la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, de la ONU), debido a la inflación, este año México podría sumar 2.5 millones de nuevos pobres, saldo contrastante a la riqueza de los 13 multimillonarios del país quienes acumularon un saldo positivo en los dos años de la pandemia, aumentando 11% entre 2019 y 2021, mientras la pobreza y la pobreza extrema no dejaron de crecer pese a los aumentos en el gasto público para transferencias sociales y apoyos entregados por el presidente de México.
La realidad es que las decisiones de nuestro país en donde se prioriza un monto importante de recursos para “aliviar” la pobreza, no están generando los resultados que México espera y necesita para nivelar la tremenda desigualdad en la que vivimos.
Es momento de que el presidente haga una pausa y evalúe concienzudamente los resultados para establecer medidas que nos lleven a construir las bases de un México incluyente y menos desigual, y para ello la educación en todos los niveles educativos, y la inversión en innovación, emprendiendo, ciencia y tecnología son el cambio para pensar en cimentar las bases de un país diferente.
Entiendo que la pandemia por COVID-19 agravó las cosas, pero tenemos que aceptar que nuestra economía no se recupera a la velocidad que se requiere; la educación no está dando los resultados que se esperan; y los programas sociales no están resolviendo la carencia de más de la mitad da la población mexicana.
A pesar de todo, nuestra economía sigue siendo una de las 20 más grandes del mundo, por lo que sí tenemos herramientas para construir otra realidad; pero falta que tengamos la inteligencia y la estrategia para elegir el camino correcto que nos lleve a construir el México en el que todos soñamos vivir.
principal@globaluniversity.edu.mx
