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Según un reciente informe presentado por el Gobierno del Estado, la economía de Aguascalientes registra 484 mil personas asalariadas y 29 mil empleadores, lo que representa un promedio de 16 asalariados por cada empleador.

En cuanto a la empleabilidad mundial, el informe que fue realizado por Eugenio Herrera Nuño señala: “Se estima que más de 600 millones de nuevos empleos deberán ser creados de aquí a 2030, sólo para seguir el ritmo de crecimiento de la población mundial en edad de trabajar. Esto representa alrededor de 40 millones de empleos al año. También necesitamos mejorar las condiciones de los 780 millones de hombres y mujeres que trabajan pero que no ganan lo suficiente para superar ellos y sus familias el umbral de la pobreza de 2 dólares al día”.

El panorama es bastante complejo, pues el planeta no está pudiendo generar el número de empleos que se requieren para el crecimiento poblacional. El tema para América Latina se complica aún más, entendiendo que el volumen mayor de nuestra mano de obra no está especializada, y ante la robotización de los trabajos manuales, seguramente cada día tendremos mayores problemas para ubicar a nuestros ciudadanos. 

Esta situación claramente se presenta por la deficiencia de nuestro sistema educativo, el cual no forma a sus educandos con las habilidades que se requieren para enfrentar con éxito las complejidades del siglo XXI. El otro aspecto importante es que nuestra sociedad no ha logrado sistemáticamente procesos de innovación. Si bien los latinoamericanos en general somos creativos y buenos para los “parches” en situaciones particulares, nunca nos educaron para pasar de la solución parcial, a procesos de innovación que generen valor y desarrollo económico.

Países como Estados Unidos, Corea del Sur, Finlandia, China, entre otros, han entendido que el mayor valor de una economía en el siglo XXI es lograr sistemáticamente la innovación en los productos, procesos, o incluso, en soluciones diferentes a lo conocido, que resuelvan los problemas a los que cada día nos enfrentamos.

Para lograr procesos de innovación en una sociedad, la educación se vuelve en el componente fundamental, y para ello se debe pasar de sistemas educativos que promueva la memoria como fin último (como es el caso de México), a sistemas centrados en el desarrollo de nuevas soluciones. 

Los niños no son cajas vacías a las que debemos llenar con información; los niños son ciudadanos activos y constructores de sociedad, y justamente debemos motivarlos y guiarlos para que usen su gran capacidad de querer conocer el mundo para que sueñen con soluciones a situaciones fuera de los cánones y restricciones que los adultos tenemos y debemos cumplir. Ese es justo el inicio, formar niños que aprendan diferente para que se conviertan en adultos que puedan construir nuevo conocimiento. Siempre he defendido que el sistema educativo mexicano debe enfocarse en formar jóvenes creativos, que generen innovación aplicada a problemas cotidianos o a nuevo conocimiento, generando riqueza, y para ello las diferentes posturas pedagógicas (constructivismo, conductismo, socio constructivismo, etc.) serán el soporte, pero no el objetivo final, entendiendo que la combinación de todas podría llevarnos a formar al educando que necesitamos, con las habilidades y destrezas que generen la innovación que las economías de este siglo requieren para ser exitosas.

Cierro diciendo: en Aguascalientes contamos con cerca de 60 universidades, de las cuales, me atrevería a decir, que en 57 forman a los estudiantes para terminar su carrera y encontrar un empleo que les asegure un ingreso “decente” para sobrevivir. Este modelo del siglo XX ya no es tan eficiente como antes, por lo que tenemos la obligación urgente de formar jóvenes creativos hacia la innovación y el emprendimiento, que entiendan que ya no deben ser empleados de “un grande”, sino más bien visionarios creativos que usen la tecnología para convertirse en  proveedores del mundo entero.

principal@globaluniversity.edu.mx