Para muchas personas (grupos baby boomer, X, y millennial más viejos) las nuevas generaciones son flojas, débiles y poco comprometidas con el trabajo, por lo que peyorativamente les denominan: “generación de cristal”.
Estos mal llamados “cristal”, son los centennial (o generación Z), quienes nacieron entre 1995 y 2010, y que ahora se están formando en secundaria, preparatoria y universidad, o que han iniciado sus primeras experiencias laborales.
Las características principales de esta generación son que siempre están conectados a las redes sociales (incluso en varias al mismo tiempo), son inmediatos, y sienten que los mails son un medio de comunicación muy antiguo, por lo que sus canales de comunicación inmediata son WhatsApp o Snapchat. En el trabajo son ansiosos, les encantan los desafíos, y son prácticos y rápidos para resolver problemas. Son principalmente visuales; y para venderles, el producto necesita estar en las redes sociales que comúnmente usan.
Esta generación es autodidacta, encontrando soluciones a sus temas en internet, son tolerantes debido al entorno cambiante y evolutivo en el que nacieron, y son bastante colaborativos. Les duele mucho el cambio climático y se conectan rápidamente con causas sociales. Son una generación que está muy cansada de la corrupción y los abusos de poder, y además respetan mucho sus espacios personales.
Ese término “cristal” que está asociado a la fragilidad de algo que se puede romper fácilmente, fue analizado por Montserrat Nebrera quien señala que estos jóvenes podrían ser “inestables” o “inseguros” porque sus padres, que vivieron épocas de mucha carencia, se empeñaron en darles todo con el argumento de que ellos no lo tuvieron.
Particularmente convivo con esta generación y con los Alfa, que son los nacidos después del 2010 en entornos académicos, y creo firmemente que estas dos generaciones nos harán cambiar radicalmente, pero positivamente, lo que hoy vive este planeta.
Seamos claros, los Z y los Alfa son las generaciones con más información de la historia de la humanidad. Un niño de 5 años hoy tiene más información que un emperador romano, por lo que, si los impulsamos a que con todo este conocimiento construyan nuevo conocimiento, podríamos tener a la generación más creativa y emprendedora de la humanidad. El sistema educativo actual centrado en la memoria los aburre terriblemente, pues debemos entender que son generaciones muy estimuladas, por lo que en educación usando las metodologías activas enfocadas, y que potencien la creatividad, la innovación y la disrupción conectada a problemas del mundo, son la mejor manera de conectarlos y potenciar sus capacidades.
La otra fortaleza con que cuenta esta generación es -la voz-. En mi adolescencia, yo que soy generación X, señalar algo, o quejarme, era bastante complicado, pues había cánones, incluso familiares, que reprimían el tener opiniones diferentes, pero estas nuevas generaciones usan los medios digitales para hacerse notar. Son capaces de levantar en un crowdfunding de una semana 100 mil pesos para ayudar a los perros abandonados… pues las causas, siempre los mueven.
Yo invito a la sociedad a dejar de señalar a estos jóvenes como “cristal”, pues para nada son débiles. Hagamos un ejercicio donde imaginemos a los cavernícolas (Homo Sapiens) afilando sus lanzas para salir a cazar a un diente de sable para la cena. ¿Cómo nos verían ellos comprando los filetes cortados en el supermercado? Completamente débiles, “de cristal”.
Particularmente debemos entender que hay que potenciar a estas nuevas generaciones para que nos ayuden, desde la tecnología, la inmediatez, y su sensibilidad por las causas, además de su capacidad para respetar el tiempo individual, a construir un mundo diferente y mejor, ese lugar que hemos soñado pero que aún no logramos construir.
